Producto Mínimo Viable, PMV o en anglosajón MVP se refiere a realizar una prueba mínima de un producto para minimizar la salida al mercado y validar la viabilidad de las hipótesis planteadas en el modelo de negocio. ¿Es realmente necesario? ¿Cómo y cuándo debemos hacerlo y cuándo no?
Cada vez que nos encontramos en entornos de emprendimiento oímos cientos de términos traídos del mundo anglosajón: MVP, startup, enterpreneur y otros muchos. En realidad, hablamos siempre de un entorno propicio para desarrollar empresas y futuros empresarios aunque estos términos hayan caído en el campo peyorativo y por ende todos pretendan ser considerados emprendedores en lugar de empresarios y crean sus startups en lugar de empresas.
Desde la salida de las primeras empresas nos han vendido la idea de crear un producto mínimo viable para validar de forma rápida las hipótesis planteadas sobre nuestros futuros clientes, el mercado y ver así si nuestro producto puede ser monetizado y entonces crear el negocio alrededor. En caso negativo, realizar los cambios precisos basados en esa corta experiencia, pivotar como dice Eric Ries en su libro El Método Lean Startup.
Por lo tanto podemos decir que un Producto Mínimo Viable es muy recomendable cuando:
Pero, ¿qué sucede en caso de competir con un producto ya disponible en el mercado a través de un mejor esquema de precios o incrementar la calidad percibida? En este caso no tenemos nada que validar. Estamos intentando adentrarnos en un sector donde alguien entró antes, validó la necesidad y el mercado y nosotros vamos a entrar con un producto superior y/o más barato. ¿Necesitamos un Producto Mínimo Viable? Obviamente no, en este caso sería contraproducente porque con un producto mínimo viable no podrías prestar el mismo servicio al mismo o superior nivel. Este caso no es típico de startup sino de empresa competidora.
Cuando no tenemos clara la idea y queremos dar valor al cliente objetivo de nuestro plan de negocio, si el medio de transporte no está definido podemos iterar desde un monopatín como muestra la imagen hasta un vehículo a motor. Obviamente, hemos ido iterando y validando con nuestros clientes potenciales para ir desde ese medio de transporte inicial y fácil de hacer hasta uno mucho más complejo.
¿Pero y si el mercado ya está establecido y debemos competir con algo existente? En este caso sabemos la necesidad de nuestros clientes. Necesitan un vehículo a motor. No hay forma de obtener un producto mínimo viable dada nuestra premisa de dar igual o más valor que los productos ya existentes en el mercado.
En productos de software sucede algo similar. Si quieres dar a conocer una idea disruptiva que aún no tiene competencia, puedes comenzar con poco. Facebook comenzó como un muro simple donde cada uno podía escribir un texto o compartir una fotografía y las demás personas podían decir que les gustaba, compartir con sus amigos y/o realizar comentarios. No había nada más. A día de hoy si queremos competir contra Facebook, esas funcionalidades son la base pero quedan demasiado simples. No nos permiten dar un valor diferencial.
Empresas como Slack no salieron al mercado con un PMV porque ya tenían competencia. Una competencia que no invertía suficiente en su producto y por ello constituyó una muy buena oportunidad para quitar del mercado a la competencia y establecerse como líderes. Escalaron sobre una idea aportada por otros, agregaron un valor añadido y salieron al mercado con un producto más complejo.
Un artículo de Mika Yeap (en inglés) hablando sobre este mismo problema nos aporta su punto de vista sobre tres motivos ante los cuales se considera una mala idea realizar un PMV:
En un articulo de Qvik, Lassi A Liikkanen se centra en unos puntos que bien podrían incluirse dentro del tercer punto del artículo de Yeap:
Los puntos matizan y amplían la definición del tercer punto de Yeap. Tenemos los puntos de porqué un PMV es mala idea. Pero, ¿realmente entendemos qué es un PMV?
Eric Ries en su libro El Método Lean Startup define el PMV como:
Es una herramienta para explorar y desarrollar en mercados desconocidos para descubrir que el producto se ajusta al mercado y desarrollar una startup a través del producto.
En la imagen proporcionada en el artículo de Lassi podemos ver cuando se desarrolla un PMV normalmente nos basamos en cubrir tres variables:
En el gráfico vemos cuatro combinaciones posibles donde solo aparecen las dos primeras variables:
Lassi por último sugiere establecer una serie de segmentos partiendo de una base sólida para establecer la forma de avance en el desarrollo de la solución. Esta es una forma de establecer un plan o un mapa donde establezcamos hitos asumibles para realizar la entrega de nuevas versiones del producto de forma progresiva con toda la funcionalidad necesaria y planteada inicialmente, todos los elementos deseables y por supuesto y antes de todo esto, el valor completo del producto.
Muchos ponen como ejemplo a Mark Zuckerberg y a Facebook. Zuckerberg dijo en una charla:
Si no estás avergonzado por el lanzamiento de tu primer producto, es que lo lanzaste tarde.
No sé si pueda considerarse un buen ejemplo. Es decir, Zuckerberg aprovechó muchas oportunidades por el camino que terminaron en demandas tiempo después cuando tuvo éxito. Su PMV fue la ejecución de la idea de otros y de hecho existía competencia pero con otras funcionalidades algo diferentes, como MySpace.
En principio, la fuerza de Zuckerberg se centró den probar sus hipótesis sobre si los universitarios, su público objetivo en ese momento, estarían dispuestos a entrar en una página web a compartir experiencias. Textos y fotografías pudiendo valorar y comentar estas publicaciones. Casi como un blog, pero con publicaciones rápidas, cortas y con una alta interacción por parte del resto de usuarios. Todos los usuarios están al mismo nivel. Nadie tiene una página o espacio donde se publica. El valor residía en la aparición masiva de estas publicación en el muro (o timeline) del usuario.
Facebook no ha dejado de crecer, cada año aparecen nuevas funcionalidades y se aleja aún más de cómo fue el primer lanzamiento de esta red social.
En el caso de Facebook, tenemos que Zuckerberg sabía lo que quería hacer y cómo lo quería hacer. Tenía la idea pero no tenía validado cómo presentarla al público y tampoco si tendría éxito. Al lanzar lo más rápidamente posible su idea pudo validar sus hipótesis y así seguir desarrollando y creciendo. La forma de monetizar la red social llegó más tarde y hoy en día es una de las empresas más fuertes de los Estados Unidos.
En este caso tenemos porqué se puede considerar Facebook en su primer lanzamiento como un PMV. Fue lanzado aportando el máximo de valor posible para sus usuarios y pocas funcionalidades.
En esta misma línea podemos encontrar también a Twitter o Instagram. Esta última con un mayor recorrido y pivotes hasta conseguir finalmente encontrar su nicho de mercado donde encajar.
Al principio y antes de leer muchos en los que comentan más o menos lo mismo, consideraba que cualquier caso era ideal para un PMV. De hecho, cuando pensamos en realizar un producto y tenemos una idea no validada, un PMV suele encajar. Pero en otras ocasiones este no es el caso. Si nuestra idea es desbancar a Whatsapp, o ser el próximo Skype, o quitar cuota de mercado a Google Ads no lo vamos a conseguir con un PMV. En este caso sabes exactamente lo que queremos y debemos desarrollar un producto completo con todo su valor, sus características base mínimas para poder competir de forma apropiada e incluso algunas deseables para poder destacar sobre la competencia.
Pero igualmente antes de emular alguno de estos negocios ruinosos como el chat piénsalo dos veces. Estos negocios no fueron rentables como empresa, el valor eran sus usuarios y el producto la empresa cuando fue vendida. Replicar ese modelo de negocio es prácticamente imposible.
¿Y tú? ¿Has pensado en hacer un Producto Mínimo Viable? ¿Solo realizas productos completos? ¿Qué opinas sobre los puntos señalados? ¡Déjanos tu comentario!